Hemos hablado esta semana-en el perfil de Instagram- sobre las historias que nos contaban cuando éramos peques y que nos aterrorizaban. En la librería online podéis encontrar esas canciones que también resultaban terriblemente macabras pero que se nos cantaban (y terminábamos cantando) sin ningún reparo, recogidas en Kanciones infantiles makabras, de Juana Rodríguez, donde se hace una deconstrucción de esas canciones y un análisis de los temores que nos enseñaban en la infancia.
Este libro me ha recordado a las historias orales que nos contaban los adultos a veces, para más inri, antes de dormir… En mi caso, la que más a fuego llegó a grabarse, fue este cuento de la asadura del muerto. ¿La conoces? Es una historia retorcida que, además de con la narración, jugaba con la puesta en escena ya que requiere de un compinche que se esconda debajo de la cama. Sí, has leído bien, debajo de la cama, ese lugar terrorífico tengas la edad que tengas porque puede albergar desde monstruos salidos de lo más recóndito de nuestra imaginación, hasta calcetines sucios perdidos desde hace un eón…
Pero sin más dilación… aquí va el cuento de la asadura del muerto.
La asadura del muerto
Érase una vez un niño llamado Pedro (pon el nombre que quieras). Era un niño muy olvidadizo, siempre se despistaba en sus tareas diarias. Un día, su madre, al ir a preparar la cena, se dio cuenta de que le faltaba uno de los ingredientes, así que pidió a su hijo que fuese rápidamente a comprar a la carnicería una asadura para el guiso.
Pedro se dirigió a la carnicería pero, por el camino, se fue distrayendo y se gastó el dinero que su madre le había dado para comprar la carne. Como no podía llegar a casa sin el mandado (¡su madre se enfadaría muchísimo y dejaría sin cena a toda la familia!) pensó en cómo solucionar el entuerto y conseguir una asadura sin dinero.
Pedro tuvo una idea y se encaminó hacia el cementerio. Al llegar, se encontró con una tumba recién excavada y, ni corto ni perezoso, cogió la asadura del muerto y se la llevó a casa.
Cuando llegó, entregó la asadura a su madre y ella terminó de cocinar el plato. Todos cenaron menos Pedro, que era el único que sabía que ese ingrediente del guiso provenía de un muerto…
Una vez recogida y limpia la cocina, toda la familia se fue a dormir. Al poco tiempo, a Pedro le despertaron unos golpes y llamó a su madre, que se acercó a su cama para calmarlo. De pronto, una voz de grave, profunda, como surgida de lo más hondo de una caverna, habló:
—Pedro, ¿dónde estás? Devuélveme la asadura que me robaste de la sepultura.
El niño, aterrado, le preguntaba a la madre:
— ¡Ay, mamaíta! ¿Quién será?
La mamá respondía:
—¡Cállate, hijo, que ya se irá!
A lo que la voz, algo más cerca que antes, respondía:
—¡Que no me voy, que no me voy! Que subiendo la escalera estoy…
Y así, escalón tras escalón (lo ideal es contarlo en una casa que tenga escaleras porque así el camino del muerto se hace más eterno e inquietante y nos va generando una angustia tremenda ante su llegada). Cuando ya no hay más escalones, el muerto en busca de su asadura dice:
— ¡Que no me voy, que no me voy! Que debajo de tu cama estoy…
Aquí ya ¡el horror!… te puedes imaginar… Y lo siguiente es que la persona, paciente, que ha estado bajo la cama salga y te agarre de los pies mientras grita:
— ¡Que agarrándote de los pies estoy!
Bueno, no hemos infartado en la infancia a saber por qué, ja, ja, ja, ja, ja.
Origen y versiones de El cuento de la asadura del muerto
La asadura del muerto es un cuento popular español que ha sido transmitido de generación en generación a través de la tradición oral. Como todos los cuentos, buscaban ofrecer una lección a los niños y niñas que escuchaban la historia. En este caso, muy a lo bestia, se pretendía que los niños y niñas fuesen obedientes y cumpliesen sus tareas sin distraerse ni vaguear. Y, además, que lo de mentir está muy feo… Y ya robarle a un cadáver es feo, feo.
Aunque existen diversas versiones a lo largo y ancho de nuestro país, la esencia de la historia permanece constante. Alguna de las variantes son:
- Versión Marieta:
- En esta versión, la niña Marieta es despistada y olvida comprar la asadura en la carnicería. Al encontrar una tumba recién excavada, decide tomar la asadura del muerto. Sin embargo, el muerto reclama su asadura y la persigue hasta su casa. Marieta es atrapada y llevada al cementerio, donde el muerto la mata y coloca su asadura en su lugar.
- Otras versiones:
- Hay relatos similares en diferentes regiones de España. En algunos, el protagonista es un niño llamado Pedro o Pulgarcito. La trama básica sigue siendo la misma: el niño toma la asadura del muerto y enfrenta las consecuencias cuando el muerto reclama su propiedad desde la tumba.
- Variantes locales:
- Cada región puede tener su propia versión con detalles específicos. Algunas versiones incluyen elementos adicionales, como personajes secundarios, lugares específicos o giros inesperados en la historia.
En resumen, La asadura del muerto es un cuento que ha perdurado en la tradición oral española y, desde luego, es todo un clásico a la hora de asustar a pequeños… y a grandes.
¿Conocías esta historia o alguna de sus variantes? ¿Cuál es la historia “infantil” que te han contado que más te aterrorizó de peque? ¡Te leo!